Empieza con un suspiro, ahora intenta ahogar su gruñido. Hay que terminar con el patrón Luc, hemos vagado meses en círculos. Puedes asemejar París a un círculo; el sena no es más que una cuerda tendida a ninguna parte ¿te acuerdas de la definición de cuerda? Pero al final, llega el final; con suerte un mausuleo roto.
Estos y otros por así decirlo son los pensamientos que le vienen a uno por vagar por Père-Lachise, el cementerio de París que sale en las películas. No deja indiferente a uno el hecho de que París ciudad de luces contrastadas tiene mucho lugar para muerto; agarra un mapa y en verde-leyenda veremos cómo está sembrado de verde mortal.
Cul-de-sac, en esas estamos Luc, demos la vuelta ¿Hay algo más metafórico que un cul-de-sac en un cementerio? Des de aquí no hay pers-pectiva ¿No te parece patéticamente trágico? Vagar perdidos en un cementerio buscando la tumba de alguien que nos importa uno de esos rábanos caros al quilo. ¿Cómo nos hemos dejado engañar de esta forma? La pregunta es; cuándo empieza todo, el mundo, el sentido de todas las cosas, el querer dejarse de la cuerda biológica colgados de ese abismo en nuestros ojos del que jamás dejaríamos de caer. A ir más allá de cualquier cosa que meramente sirva para asegurarnos la supervivencia. ¿Quién nos salió con eso de que hay que vivir para contarlo? ¿Quién fué el que dijo que en la vida hay algún otro sin-sentido placentero que nos ea la risa y la sonrisa? ¿Quién nos plantó la mentira de amor? Amor es una palabra caída Luc, ya no creo en él. Fíjate A-Mor, en catalan suena A-morir. Así es a-morir-vamos-todos, ya ves, si nos prometieron algo fue el final. El que escribió nuestra historia nose estrujó demasiado los sesos sabes; al final mueres. Ese es el guión. Es como esas buenas películas cuyo guión es excelente, cuyos personajes son complejos y cuya duración es a veces absurdamente exagerada y en cambio cuando llega el final de esas películas, parece que no hay tiempo, que todo se precipita y en un abrir y cerrar de ojos, ¡zas! se baja la cortina. Fin de la pantomima.
Nunca la he querido Luc, para qué te voy a engañar. Vaya fíjate; ya hemos llegado, tírale esa rosa que le trajimos, y que se vaya al carajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario