Siento decepcionarles, de nuevo esto es una cita de la Inmortalidad de Kundera;
Pienso, luego existo es el comentario de un intelectual que subestima el dolor de muelas. Siento, luego existo es una verdad que posee una validez mucho más general y se refiere a todo lo vivo. Mi yo no se diferencia esencialmente del de ustedes por lo que piensa. Gente hay mucha, ideas pocas: todos pensamos aproximadamente lo mismo y las ideas nos las traspasamos, las pedimos prestadas, las robamos. Pero cuando alguien nos pisa un pie, el dolor sólo lo siento yo. La base del yo no es el pensamiento, sino el sufrimiento, que es el más básico de todos los sentimientos. En el sufrimiento, ni siquiera un gato puede dudar de su intransferible yo. En un sufrimiento fuerte, el mundo desaparece y cada uno de nosotros está a solas consigo mismo. El sufrimineto es la universidad del egocentrismo.
"¿No me desprecia?", pregunta Hipólito al príncipe Míshkin. "¿Por qué? Acaso porque ha sufrido y sufre más que nosotros?" "No, porque no soy digno de mi sufrimiento". No soy digno de mi sufrimiento, una gran frase. De ella se deriva que el sufrimiento que el sufrimiento no sólo es la base del yo, su única prueba ontológica indudable, sino que es también de todos los sentimientos el que merece mayor respeto: el valor de todos los valores. Por eso Míshkin admira a todas las mujeresque sufren. Cuando por primera vez ve la fotografía de NAstaasia Filíppovna, dice: "Yo no soy nada, pero usted, usted ha debido de sufrir mucho". Con estas palabras quedó claro desde el comienzo , antes aun de que hayamos podido verla en el escenario de la novela, que Nastasia Filíppovna está por encima de todas las demás. (...)
Dije que Míshkin admiraba todas las mujeres que sufren, pero también podemos darle la vuelta a mi afirmación: en cuanto le gustaba una mujer, se la imaginaba sufriendo. Y como era incapaz de mantener en silencio lo que pensaba, enseguida se lo decía. Aquél era, por lo demás, un magnífico método de seducción, porqué, si le decimos a una mujer "usted ha sifrido mucho", es como si le hablásemos a su alma, se la acariciásemos, la hiciésemos elevarse. (...) Su alma ya nos pertenece.
Bajo la mirada de Míshkin el alma crece y crece, parece una enorme seta, alta como un edificio de cinco plantas, parece un globo de gas, dispuesto a elevarse en qualquier momento con su tripulación de navegantes hacia el cielo. Se produce un fenómeno que yo denomino hipertrofia del alma.
1 comentario:
buen comentario!!
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