Recuerdo con cariño una escena de cierta película, de cierto director, Annie Hall, Woody Allen, al principio del film después de que éste nos informe de la rotura con su pareja, empieza el relato de su juventud y todo lo relevante que le ha sucedido y le ha definido como es y no de otro modo. En esas que Woody nos cuenta que ya de pequeño le atraían mujeres de naturaleza extraña, por ello al ver el clásico de Disney, Blancanieves y los Siete Enanitos, él no se veía atraído por Blancanieves, sinó por la madura y malvada Madrastra de la susodicha. Sí, la misma que buscaba la verdad que ella quería en el espejo: "Mirror mirror in the wall who is the beautiest of them all?".
Cuando una persona le recomienda un libro a M. es aún receloso en eso de leerlo, si acaso mide el grado de confianza que le merece tal persona, sospesa sus gustos, las conversaciones que tiene con ella, por supuesto la naturaleza misma de la persona tiene mucho que decir en cuanto a si valdrá o no para él dicha lectura. La cosa cambia si son dos las personas que en un paso muy corto de tiempo le recomiendan el mismo libro, fenómeno extraordinario pero la mar de casual. Muy distinto empieza a ser ya cuando ese número de personas aumenta a un total de tres. En ese caso no hay duda, M. corre, corre, corre, busca, busca, busca, compra, compra, compra, lee, lee y lee. El tres es un gran número.
Ocurrió cierto día en que en un lapso de veinticuatro horas tres personas reconocieron en el rostro de M. ciertos tonos grisáceos, en su andar, en su hablar. Le veían leyendo las manchas de sus zapatillas al andar. M. se veía inmerso en una incercia destructiva que le llevaban a una tristeza y depresión sin precedentes recordables en su persona. Indagaba e indagaba, buscaba una razón por la cual se producía en él tal estado de ánimo, no valía recurrir en tópicos ni ignonimias varias. La verdad sobre el todo se presentó solita en un grasiento garito donde se sirven pizzas, conversando con B. ésta le mostró quien entraba por la puerta: ¿Se estaba M. creando problemas? ¿Estaba harto de ser exitoso? ¿Quería acaparar más atención? ¿Había caido en la trampa de la forma de vida de nuestra depresiva sociedad? M. salió corriendo, corriendo y corriendo, entró en el baño y se puso delante de ella, de la verdad, verdad y verdad. "Espejo, espejo en la pared....". Verdades como espejos.
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