Venimos con nada y nos vamos sin nada. No perdemos nada. Bien. Durante el camino, sin embargo, nos hablan de algo largo y de cosas con peso. Cosas largas y cosas con peso. Se me ocurre que algo largo es la inmortalidad, la vida eterna, li imperecedero, lo eterno. Resultando que al final eso mismo es mentira, nos dicen que cosas como el Sol y la Tierra lo son. Cosa no tan difícil de comprender según se mire: siempre han estado ahí, siempre lo estarán, sin ellos no somos nada. Son eternos necesariamente.
También nos dicen que algunos escritores, algunos músicos, algunos generales, algunos filósofos, son eternos. Eso es más difícil de creer: entra en juego una eternidad muerta, intangible. Platón está en mi mente, en la de todos, en la de nadie más. Por experiencia sé que no podré vivir en la mente de otro, aunque estos otros sean muchos.
Y luego me dijeron que el amor eterno existe.
Hay otra medida de lo eterno: lo que nos sobrevive. Lo que vivido en vida va más allá de nosotros. Incluso existe otra medida de lo eterno, llevado a su máxima deformación en esta disquisición de bajo coste: la lejanía de la muerte. La juventud nos sentimos de forma inevitable inmortales. Entonces ¿porqué no debería existir el amor eterno?
Porque no nos puede sobrevivir. Ah, y por supuesto y porque son dos palabras que naturalmente se repelen: amor, eterno. No pueden estar juntas, negativo y negativo o viceversa, no hay forma: cuestión de magnetismo, precisamente. Sin embargo hace un tiempo me encontré con un soporte muy apropiado para la verdadera existencia del amor eterno: una fotografía. En un retrato puede esconderse verdadero amor circunstancial en el lugar y en el tiempo. Y mientras el retrato, como contingente de ese lugar y ese tiempo persista, el amor que congeló, que robó, permanecerá. Cuatro marcos que enjaulan algo caliente y gelatinoso que en nuestras manos sólo podría escurrirse entre los dedos.
2 comentarios:
Genial!!!!!!!!! Felicitats!
Hei gràcies Annouk xD, es fa el que es pot quan es té un pensament.
Publicar un comentario