Tengo miedo de los máximos, las cosas absoultas; lo definitivo. Buscando grabarme en piedra me doy cuenta de que apenas tengo hagallas para echar una firma. Cualquier día de estos me guardarán en un armario. Alcanzar un abosulto es algo desolador; ya jamás volveremos a estar en lo alto de esa montaña; es lo de siempre, del camino, de eso se disfruta. La cima no es más que un instante, un orgasmo, una corrida. Dejar de vivir la vida cómo un camino, dejemos eso a los dioses.
Cuando te de la mano (ya jamás podre sostener otra mano)
Cuando te abrace (ya jamás habrá otro abrazo igual)
Cuando te acaricie una mejilla (ya jamás habrá una yema en una mejilla)
Cuando te bese (ya jamás vibrará igual el metro, ya jamás se derritarán igual las velas)
Cuando vengan los cuantos, estaré ante lo absoulto y...
Amor dejará de ser una palabra caída, y ya jamás habrá puntos sobre las íes, tildes sobre las esdrújulas, cercedillas sobre las enes. Ya no habrá qué escribir, qué ser leído. Ya no habrá más que vivir. Ya no querré volver a ver (otro rostro), tocar (otro rostro), acariciar (otro rostro) besar (otro rostro).
Amor estar amor en amor pie amor y amor enfrentarme amor a amor mis amor miedos.