Para ello necesito de algunos personajes, espero ser un buen poeta y que estos estén a gusto con ellos mismos y con su creador, por supuesto mi propia realidad deberá salpicarles de algún modo, así que a uno de ellos le llamaré M. y al resto, el resto vendrán como en las películas, por orden de aparición.
M. nació y creció en el mar. Nació para estar lejos de la gente, encima de un bote oliendo a pescado y sabiendo a pescadilla en tierra firme su casa, el faro. Murió su padre, murió su madre y se encontró sólo en el mundo. M. tampoco tenía a nadie que le escribiera y por lo tanto también estaba sólo en si mismo. Así sin quererlo mi personaje se ha convertido en un loco en potencia. No obstante, había algo que le sujetaba a la realidad, de forma muy fina y sutil, se trataba de su oficio. Era farero y como vivía tiempo ha, en un mundo sin más luz que la de aceite y brasas, se encargaba de alimentar la luz del faro. Una noche en el pueblo cambiaría su vida por una eternidad.
No puedo seguir con el relato sin concretar dos aspectos. Por orden de aparición toca hablar del pueblo. Por supuesto en mi cuadro sólo aparece la playa y el faro, y en valiente acto de creatividad, me atrevo a declarar que una estrecha senda más o menos larga según los gustos del lector conducía del faro a un pueblo, un pueblo de costa, llamado el pueblo Blanco por ejemplo. He hablado también de cambiar una vida por una eternidad, complicado, sinceramente, se me antoja complicado, no pretendo ser muy surrealista ni hipérbole en recursos como metáforas. Como captar lo infinito en una vida finita, para ello es necesario suministrar dosis de infinitud en laspsos minúsculos de tiempo, de eso se encargó bien nuestro creador, el orgasmo es un buen ejemplo. Una vez leí acerca de un hombre fictíceo que tenía orgasmos de modo permanente y constante, iba saltando y chillando por las calles, demasiada eternidad mata.
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