Ahora que tengo 20 años
"Ara que tinc vint anys, ara que no tinc l'ànima morta i em sento bullir la sang!" Así empieza esta oda de Serrat a la juventud. Ayer mirándome en el espejo, me acerqué i contemplé mi rostro, pense también en mí, y me llegó el eco de unas palabras de mi tía, a la que ví hace unos cuantos meses: "Marc, ya no tienes cara de niño". Y así és. Apenas pude reconocerme en el espejo: ¿ cuál es esa mirada más profunda? ¿qué son esas hendiduras alrededor de la boca? ¿que es ese cejo fruncido? ¿Y esas ojeras? ¿Esa piel ya con relieve? ¿Ese bello sin afeitar? ¿Que son estos surcos en las mejillas? Y en ese momento fui consciente de que era cierto. Ya no sólo a ojos del mundo sinó a mis propios ojos soy adulto, no del todo, ni mucho menos, pero sí más, mucho más de lo que era apenas hace un año. Y claro, a un adulto ya no se le dan tantas concesiones, el mundo es más exigente, menos tolerante y so bretodo más inseguro. En cuatro palabras: Fin de la inocencia. Pero no puedo dejar de remitirme a Serrat, Ahora que tengo veinte años, ahora que no tengo el alma muerta, ahora que hierve aún mi sangre, cantaré mientras otros canten, cantaré al amor, al primero, al último, quiero alzar la voz para cantar a los hombres que nacen de pié, viven de pié y mueren de pié y que así sea cuando haga veinte años que tenga veinte años, cuando haga veinte años que diga que hace veinte años que tengo veinte años. Pero hoy, hoy solo tengo veinte años, hoy aún tengo fuerza.
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