LA DETENCIÓN DEL PELIGROSO CRIMINAL POR EL ASTUTO DETECTIVE

Idea para una novela: Era una tarde qualquiera de un lunes cualquiera de un mes, en un año XX+5 cualquiera en una comisaría qualquiera de qualquier ciudad que se valga y que por favor, por el amor de la originalidad, no sea Manhattan. Allí era, entré en mi despacho, resacoso, sin remordimientos de no acercarme por la mañana; el comisario conocía muy bien mi modus operanti, dame tiempo, un poco de cognac y lo resuelvo todo, y así había sido de nuevo.

A. se apresuró a entrar a mi despacho, "Caray W. lo has hecho de nuevo, eres la admración del distrito, ¿lo sabes no? entonces anda cuentáme, ¿cómo te las has arreglado para atrapar a ese hijo de perra?". Era lo de siempre, siempre que cerraba un caso este maldito sabueso, este jodido colega mío entraba y con una sonrisa de oreja a oreja, encendía un cigarrillo mientras apoyaba su trasero en mi mesa, siempre arrugando algunos papeles de cierta relevancia (así era, jodida casualidad) y apoyando un pié encime a del sillón de mis visitas. Entonces yo le soltaba el rollo:

"El principio del caso fue como el de qualquier otro interesante: una serie de crimenes con rasgos comunes. En este caso se trataba de lo más salvaje que había visto en mi vida; tres corazones rotos en una semana. Joder, ¡maldito cabrón! ¿qué se les puede decir a las famílias? ¿cómo pueden sus amigos seguir con sus vidas? ¿cómo puede la gente seguir con ganas de vivir sin decir a cuatro vientos que este mundo está podrido? ¡A estos tíos debería juzgarselos en qualquier estado con pena de muerte! Siempre era lo mismo ¿sabes? la chica, puesto que eran todas jovenes, aparecían acurrucadas en sus alcobas, con litros de lágrimas salpicándoles todo su cuerpo, diós mío, estaban todas... tan pálidas... jamás había visto algo tan grotesco en mi vida. Pero cuando ya llevaba unos cuantos crímenes y le habíamos ascendido al nivel de criminal "en serie", entonces mi astucia nos permitió atraparlo antes de destrozar más vidas de esta podrida ciudad."

"Los hombres enamorados son los más peligrosos A., son los que cometen este tipo de crimenes, los que se meten en estos asuntos. No hay nada peor que un hombre enamorado y una lluviosa tarde de noviembre para tener una semana ajetreada en el trabajo A. Van por ahí, salen, se relacionan, muchos ni siquera saben del padecer de su terrible enfermedad, el amor, se lo contagió alguna muñeca que conocieron algun día socavado en su memoria, o joder, como diós quiera. Luego lo hacen A., lo hacen; conocen a otras mujeres, a otras chicas, ¿me entiendes? salen con ellas, se divierten con ellas, les tienden una magnífica trampa, conoces a ese poeta, si joder, a ese sudaca, al... Benedetti, ¿Marco? Si eso, Mario, joder, eres un tío culto A.,¡ jamás apostaría un pavo en tu contra en el Trivial! Tiene un poema, Táctica y estrategia, si más o menos hacen eso, consiguen que finalmente esas frágiles chicas, les necesiten. Entonces lo hacen, un buen día, ellas lo descubren, y no pueden soportarlo; ellos, recuerdan que estan enamorados y las dejan. O si no lo hacen, no le dan muchos motivos a sus muñecas para que les quieran. Llegan a ser bipolares con sus almas con sus corazones. Sí, tan duro como suena, tan jodido como suena. Lo sé, deberían meterles un balazo en la sien a todos."

"Así que investigué, indagué en su historial, busqué en su instituto, su universidad, moví algunos hilos e hice algunas llamadas, hasta encontrar lo que parecía ser su mujer justa, su verdadero amor, el motivo de sus crímenes, y la utilicé como señuelo.¿Cruel dices? ¡Después de todo lo que este hijo de puta había hecho y había podido llegar a hacer! Lo organizamos todo en el local que él solía frecuentar, y le preparé una encerrona en un callejón. No fué fácil pero al final me las apañé para acorralarlo en una esquina (siempre obvio detalles en mis historias para mantener a A. con la intriga). Le insití en que todo saldría bien, que nadie más debía ser dañado, de que era su final y entonces se lo pregunté, a boca de pistola, "Dime, ¡dimelo hijo de perra! ¡Cuando fué la última vez! ¡Cuando lo dijiste por última vez! ¡Vamos! ¡Habla o te vuelo los sesos!", entonces él me describió lo siguiente:

Era una fría noche de invierno del XX y buscamos refugio debajo de una parada de autobús, ella me había sugerido que lo nuetro había terminado, entonces yo me apoyé en la parada y entre sollozos se lo dije: "pero... pero yo, yo te quiero."
Entonces sonó el teléfono de mi despacho y una voz dijo: "Detective, lo ha vuelto a hacer; tenemos otro corazón roto". Estos eran los finales que más me gustaban.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues ya sabes, puedes emplazar la historia en Paris y rodarte un pequeño corto con dos o tres estudiantes Erasmus que consigas "engañar". ¡¡¡Seguro que pasáis un buen rato!!!
Un saludo.