La Prisión de Cristal

Primer movimiento

La posición es corbada, encima de mismo. Uno. Dos. Tres. Si esto fuera un piano, me saldrían sonatas contemporáneas. Es un jodido teclado. Y la ese, esa maldita tecla está gastada; se acabaron los plurales. Estoy sólo. Ya no me das miedo ventana, ya no me das miedo oscuridad; sólo me doy miedo a mí mismo. Soy mi peor enemigo y en presencia de mis enemigos estoy, no me hacen falta espejos para ver mi relflejo; estoy encerrado en una prisión de cristal.

No puedo escapar.

No puedo sinó rendirme.

Perdida la voluntad de escapar.

Un hombre totalmente vencido.

No bastan ochenta pulsaciones minuto, no bastan ciento sesenta letras minuto. No bastan diez líneas por cara. No bastan tres hojas por día. Bienvenidos a mi prisión de cristal, un lugar que nadie conoce, la vida aquí en mi prisión de cristal, un sitio al que un día le llamé hogar. Esperando que esta falta de esperanza termine.

¿Detenerme en la mitad del camino?
¿Terminar con esta locura?
¿Trascender el dolor?

Nunca. Nunca. Nunca.

Ayúdame, no puedo romper está prisión sólo.
Sálvame, no puedo buscar entre la despesperanza de mi mismo.
Cúrame, no puedo recuperar la cordura sólo.

segundo Movimiento

Pero allí en la distancia ví una puerta. La puerta estaba cerrada. La forzé y aún así. La puerta estaba cerrada. Qué frágil es todoa aquello cuanto me acompaña, qué delicados son los cristales soplados que cuelgan de mi cabeza, mis recuerdos, mis historias. Mi número tres. No sé puede seguir andando hacia delante mirando atrás. No sé puede dejar de tener fé. Uno tiene que fijarse que la puerta tiene pestillo, girarlo y la puerta se abre. Se sale de la prisión y te das cuenta de que no es una prisión; parece un palacio. Pero fuera suenan las campanas y ese viejo disco que sigue tocando esa música que jamás dejó de repetirse: El sonido de mil cristáles rompiéndose.

1 comentario:

Be. dijo...

Me encanta. Me encanta cómo escribes. Lo que escribes. No dejes de hacerlo. Nunca.

(:
Sonrisas.