La Ecuación Humana, dia cuatro: Trauma

Era su sitio favorito, acompañado de su soledad, se sentaba en un banco, en el parque al lado del aeropuerto, veía una y otra vez los aviones; despegar, aterrizar. Ese día, después de mucho tiempo volvió a pasar sólo por ese sitio. Le encantaban las estaciones, los aeropuertos; el espectro de personas que se pasean por sus pasillos, el próposito comú de estar en tránsito, entre dos puntos, era el mejor lugar para contemplar las personas; cada una con su propia historia, su propia importancia, su propio egosimo. Todas esas personas tendrían a su vez enredos quizá mucho más urdidos y ricos que los suyos propios solía imaginarse. Era entonces consciente de su egoismo ¿En qué momento quién le susurró al oído que su vida era mucho más valiosa que la de los demás ?

Sentado en una silla blanca espera, no sabe a quién espera, ni siquiera sabe en que momento a llegado alli para esperar a alguien. A su alrededor, la habitación blanca empieza a tomar color, se dibuja un cielo azul, una plaza de pueblo, niños jugando, de repente, la silla blanca es un banco. Hay un niño que tiene unos cinco años. Está sólo. Todos los niños se han ido ya con sus madres y el está sólo. El se siente parte de la escena, por supuesto, se da cuenta, se está viendo a si mismo, es un recuerdo "Exactamente, así es, un recuerdo" a aparecido en escena una especie de relflejo de él mismo pero vestido de un impecable negro, y le habla "¿te acuerdas aquella otra vez?" En un literal abrir y cerrar de ojos, está en la playa, ahora él de niño, parece tener unos 3 años; está en la playa rodeado de extraños, llorando, con un dedo en la boca, y de repente. De nuevo en la habitación blanca, delante de él está su otro yo vestido de negro, le dice "¿Comprendes entonces porqué estás aquí?" Pero el aún no comprende. Se levanta. Va entendiendo... El viaje no ha hecho más que empezar, le toca enfrentarse al mundo, a su propio mundo, lo único que tenemos y debe hacerle frente. Lo que no entiende aún es el porqué de todo esto.

Está nublado, empiezan a salpicar la ventana de la habitación de su hospital, su madre mira a través de la ventana; es casi noche vieja. Llevan ya cuatro días en el hospita, des de que llegaron esa fatídica tardre, terminaban las compras y recibió una llamada de un número desconocido, era un amigo de su hijo, se le cayó el móvil al suelo y corrió, corrió hacia el hospital. "Está en coma profundo, ¿sabes que significa eso no?" dice él "No hace falta que me lo recuerdes, nuestro hijo técnicamente ni siquera es consciente de que estamos aquí", su marido sonrie "¿Qué pasa?" le pregunta ella. "Nada, algo desagradable, no quiero bromear ahora, no ahora". Había tenido la ocurrencia de darse cuenta que eso mismo, que el hecho de que él no fuera consciente de que estaban allí, en lo que se refiere a la relación con su hijo eso no cambiaba mucho las cosas.

La Ecuación humana, dia tres: Dolor

Llevaba apenas unas horas en casa, pero el era así; en cuanto podía se escapaba. El tiempo justo para que su família construyera un nuevo recuerdo de él. Tres horas antes reogía su equipaje. Le encantaba viajar; estar en tránsito. Sólo, le encantaba viajar sólo; tenía licencia para pensar, para contemplar, no dejar de contemplar esas extrañas y demasiado a menudo preciosas mujeres que siempre le acompañaban en esos viajes solitarios. Pocas veces se fijaba en los hombres, es decir, más de lo necesario. En el propio recoger el equipaje, no podía evitaro: se había enamorado un par de veces.

Y entonces se abre una puerta, pero de ella no entra luz; allí dondequiera que lleve, es más oscuro que la propia habitación, ¿Quién es? "Soy el dolor. Y soy real, muy real. No soy ningún sueño" Inquieto, se siente inquieto, el hombre desaparece. "Nunca fuiste muy fuerte amigo mío." La puerta se cierra; el corre hacia ella. No se abre. "Es inútil. És el final". No lo puedo creer ¿dónde están mis amigos? "Siempre has estado sólo. Ahora yo soy el camino. Nada te queda ya; ni esperanza ni fe". ¡Joder! ¿Dónde estoy? ¡¿Quién coño eres?! "Así me gusta". Entonces lo siente; dolor un dolor muy intenso en su estómago, en su cabeza, en sus muelas, en su oído; se retuerce, se cae al suelo, la espalda, le duele. No puede resistirlo más "¿Quieres acabar con todo esto?"

El doctor ha salido de la sala, acaba de informarles a sus padres; hace horas que llegaron y en breve empezarán a turnarse, están destrozados; son conscientes de que esto puede durar horas, días, meses o incluso años. Su padre también pasó por esto, por un accidente; perdió dos meses de su vida. "Sabes cielo, hay algo que me tranquiliza", la mujer solloza, "él siempre decía que nunca entendió el suicidío de su primo, decía que la gente se suicida porque no comprende el vacio, el no-ser. La inexistencia. Él pensaba que cualquier cosa, la peor de las vidas, el más intenso de los dolores, es mucho más que la nada. Por eso estoy tranquilo querida".

La Ecuación Humana, dia dos: Aislamiento

Antes de coger el coche, habia cogido una Coca Cola de la nevera que tiene justo al lado del coche, es como si siempre necesitara complementar cualquier cosa que hace. Habia quedado en un pueblo vecino con el y con ella, no tenia mucha prisa, asi que se tomo su tiempo para sacar el coche del garaje, hacia un buen dia. Bajo las ventanillas del coche, puso su disco favorito, abrio la lata, puso la primera.

Tiende su mano: todo es luz, y espera... si, oye su corazon. "Bueno? malo? Verdadero? Falso? No tienes que sentir nada, los sentimientos te encierran en ti mismo. Estoy aqui no me ves? Te recogere si caes. Estoy aqui, soy yo" Entonces cae, cae, cae, cae, cae, cae, cae, la luz parece lejana ahora, se precipita hacia un abismo. Llega a su fondo; la luz ha desaparecido, todo es oscuridad. "Sabiamos que no te rendirias, has llegado alli donde todo quema, si en ese punto tan profundo de ti mismo".


Entra el doctror en la sala, tiene el rostro ceniciento, el y ella duermen, hombro a hombro, el cardiograma siguie marcando el tic tac de la vida, imperterrito, el doctor les despierta, dice: "Buenas tardes, bien, debo informarles que su amigo se encuentra en un estado lamentablemente muy grave, hace apenas unos minutos ha dejado de responder a los estimulos a los que le sometiamos. Se que no son familia y por ello se lo dire francamente; le estamos perdiendo".

http://en.wikipedia.org/wiki/The_Human_Equation

La Ecuación Humana, dia uno: El incidente

Coge la lata de refresco, por ello sujeta el volante sólo con una mano. Conduce al límite de velocidad permitido, en una vía rápida, quinta marcha, tres mil quinientas revoluciones, ciento diez quilómetros por hora. Un carril por sentido; hay un compacto unos diez metros delante de el que se mueve a la misma velocidad. Toma un sorbo. El compacto de delante lentamete, suavemente invade el carril contrario. Llegaba tro vehículo en dirección contraria. El compacto está en el carril contrario. El refresco es carbonatado, las burbujas son refrescantes y cierra los ojos. El compacto impacta frontalmente con el otro vehículo. Frena. El refresco mancha el salpicadero. Se precipita. Agarra el volante. Lo gira. El coche se descontrola.

Es un dia soleado, la luz se filtra a través de las ventanas, ilumina una cama, con sábanas blancas, reflejan la luz. Un hombre jove está acostado en la cama, parece realmente magullado, apenas puede distinguirse su rostro; tiene la cabeza llena de vendas y rodeada de tubos y vías. Está conectado a un suero, y a un electrocardiograma. De forma inenterrumpida este emite un bip, cada segundo y poco. En la habitación hay dos personas más sentadas en dos sillas, silenciosas miran hacia la pared, son un chico y una chica, jóvenes también. "¿Le has visto? Está intentando abrir los ojos... ¿no es así? Vaya, tu crees que sabe si estamos aquí" dice él. "Es que acaso te sientes culpable de algo, ¿no lo ves?, está inconsciente, en coma" replica ella.

No me puedo mover, no siento mi cuerpo... no recuerdo nada... pero ¿dónde estoy? Has sido rechazado, todos te han dejado, no te sorprendas; siempre ha sido así: estás sólo, no hay nadie en esta habitación. Quién eres, qué haces aquí? Yo soy tú y tu eres todos nosotros. No nos lo podemos creer, ¿te estás rindiendo? Sóis las ilusiones en mi mente ¿no es asi? ¿No sietes como quema dentro de ti? Tu no eres así ¿como es posible que te estés rindiendo? Pero... como es posible, parecéis tan reales... Seremos tan reales tanto como nos imagines. Pero no os veo, no os puedo tocar...

Toma entonces nuestra mano y ven, ven con nosotras.


El Vivo deseo

Los sentimientos vienen y se van y bien uno nunca sabe. Las personas también vienen y se van y esa, no es una hisoria muy distinta. Hay en ese momento algo que desea crecer dentro de nosotros, algo que contempla a hurtadillas y a escondidas lo que parece ser la tierra prometida. Y ese algo, que habita dentro a dentro de nosotros, donde nadie alcanza a leer, perece. Se deshoja, pero no hoja a hoja, nada de eso. De repente, al unísono y todos los pétalos alcanzan el suelo al mismo tiempo. Entonces nosotros, cada uno sólo, de pie ante un desierto sin espejismos. Aquí el amor allí el odio, por doquier. Aquí M. allí N. ¿Qué más da? Son lo mismo.

Dentro de mí muy adentro de mí, lo sé allí está; ni siquiera yo quiero saber lo que está escrito dentro de mí entonces, entonces...? Entonces sopla el viento y se lleva los sentimientos. Entonces llega una corriente y se lleva las personas. Y allí estamos de nuevo, adelante siempre hacia adelante.

M. tiene la armadura oxidada

Cuentan varias cosas los libros de caballerías, entre otras que el caballero sirve a una dama, una dama a la que hace un juramento, un juramento de fidelidad, otrora el caballero se servirá de más damas, pero jamás las amará. El caballero por el honor de su dama se batirá en duelo a sus semejantes sin otro motivo que el cortejo. Por otra parte el caballero luchará por valores justos y rectos y entre gesta y gesta como símbolo de descanso esté penetrará en un bosque a buscar reposo. Está también escrito que el cabellero entrará en un triangulo amoroso en el cual él tomara un papél esencialmente trágico-romántico; la dama es esposa de un señor, y el vínculo entre la dama y su caballero será por lo tanto esencialmente ilícito y prohibido. En general, n el códice de honor del caballero le impedirá ser débil ante la amenaza de la carne de forma que su amor jamás se verá materializado.

Un relato muy ilustrativo acerca de lo que aqui se escribe, contextualizado en la de sobras conocida saga artúrica es el poema de Sir Gawain y el Caballero verde. En este un misterioso y etéreo caballero verde se presenta en la corte del rey arturo para desafiarle a un combate desigual en el que blandiendo el hacha del susodicho caballero, el rey debe intentar cortarle la cabeza. Sir Gawain acepta el desafío aceptando que pasadas las cuatro estaciones deberá este someterse a la misma prueba. Sir Gawain corta la cabeza del caballero este se incorpora, recupera su cabeza y reclama el cumplimiento de su cláusula. Al pasar el tiempo acordado Sir Gawain parte bravamente en busca de tan extraño personaje pero en su camino es retenido por una generosa corte que le ofrece honores, cobijo y algo más; la seducción de la dama del lugar. Sir Gawain llega a mostrar flaqueza al besar a la susodicha en un bonito juego que se repite durante tres dias con el señor del castillo. Finalmente el mismo Caballero verde resulta ser el propio señor y este no le ajusticia en el momento capital; al blandir el hacha y dejarla caer sobre el cuello de Gawain, este vacila en el último momento, dicha flaqueza es atribuida a la flaqueza que mostró con respecto a la dama. De esta forma Gawain regresa a la corte con el honor mancillado y recibe la moraleja de su propia historia

Y bien, M. también es un caballero. Y siempre lo ha sido, pero a él le han acontecido otras aventuras no menos dignas de tal lirismo. Y el también ha sido transformado, el también ha percibido el filo de el hacha en su cuello. Pero M. se quita el yelmo, tira su espada al suelo, suelta su escudo. M. ya no quiere ser más un caballero. Ya no. M. quiere ser el rey de un reino. Y poder cambiar su reino por un día mas. Poder cambiar su reino por un corazón. Poder quebrar un lado del triangulo del amor.

Para poder así andar entre dos vértices. Hacia una arista, hacia una única lejana y puntiaguda arista, en donde a pesar de le duela estar, al penetrarle en el corazón no se la pueda ya quitar, de la sangre que podría llegar a derramar. Sin poder cambiar su corazón por un dia más.

Cambiar para Continuar

En un local concurrido, vino, amigos que llevan sonrisas, motivos para festejar, para alienarse. Entre ellos se encuentra una mirada perdida que no se encuentra, que no fija. Y dentro de esa mirada se encuentra una habitacion, vacia. De ese tipo de habiatciones que se llenan rapidamente de sonidos de ecos, a falta de ser habitadas. Una habitacion vacia. Una mirada perdida. Como si se tratara de una fuga perfecta. El plan comienza temprano, al amanecer. M. observa a su alrededor, por doquier ve hilos, unidos a si mismo que se mueven a su paso, que le condicionan cada paso, como si fuera una marioneta animada por centenares de hilos en una caja, una pequenya caja de madera en el centro del teatro de los suenos. M. se incorpora y a su alrededor, estan las imagenes, los cuadros, los libros, los textos: los recuerdos. La vida en cuatro paredes, en cuatro anyos. Dispuestos a ser amputados. Volvamos al bar. Que se encuentra tras la mirada vacia de M.? Mira ahora fijamente a traves del vino, alza la copa. Brinda. En su mente traza los ultimos detalles de su huida. Lo tiene un tanto complicado pues se encuetra en el ombligo del huracan, en el propio centro de su universo.

Volvamos al amanecer. M. se levanta, toma fuerzas y se dispone, pedazo a pedazo desmonta su habitacion, cada libro extraido, cada fotografia arrancada, cada tornillo de cada mueble es como amputarse un miembro, perder una dioctria, darle una vuelta de tuerca al corazon cuando ya no es necesaria dicha vuelta; es doloroso y marea. Pero M. se sobrepone. Llegada la mala hora, despues del mediodia, lo ha conseguido. La habitacion esta vacia, la amputacion ha sido precisa, y poca sangre ha sido salpicada. Para que no duela a falta de anestesia M. se repite como rezan las palabras de un amigos suyo: “No pienses, desmonta, no pienses”. Una y otra vez suenan en su cabeza. Vacia la habitacion, su mirada la recorre por ultima vez, se acerca a la puerta y ya des de fuera de esta, en un acto solemne, cierra la puerta, M. procede a ocultar sus pertinencias en un lugar seguro. La venda cubre entonces el munyon. Llega la hora de elegir el equipaje y procede. Pero M. teme, se acercan los nuevos inquilinos, aquellos que reclaman su tumba profanada. A la llegada de estos M. se muestra gentil, les deja hacer su trabajo, se instalan. Y el plan sigue, M. se dirige hacia el local.

La mirada sigue vacia, las sonrisas se repiten sonoras. Pero ha llegado la hora, M. se levanta, se despide, vuelve y abre a hurtadillas la puerta de su antigua habitacion, no esta, se esfumo, se me ocurre compararlo con un perro que de un dia para otro no te reconoce como su duenyo, sino como a un extranyo. M. ejecuta la ultima fase de su plan.

Huye, corre, espera, pasa, embarca, y vuela. Vuela. Se les puede dar un objeto a todos estos verbos, embarca al acion, pasa el control, espera la cola, corre en coche, huye? M. huye? M. huye del centro del universo, de ese lugar en el que incluso en el estamos solos.

el texto no inclye tildes y la letra caracteristica del abecedario castellano se sustituye por "ny"

Blanco sobre Negro

De acuerdo a Kundera, "el ser" está lleno de una "insoportable levedad" porque cada uno de nosotros tiene sólo una vida por vivir: "Einmal ist Keinmal" ("una vez es nunca", esto es, "lo que sucedió una vez pudo no haber sucedido nunca"). Por lo tanto, cada vida es esencialmente insignificante, cada decisión esencialmente irrelevante. Luego, ya que las decisiones no importan, ellas son leves (ligeras, livianas): no nos atan. Pero al mismo tiempo, la insignificancia de nuestras decisiones (nuestras vidas o nuestro ser) es insoportable. De ahí la insoportable levedad del ser.

Porque reincido. Porque es mi insoportable forma de ser.