Deus ex machina

Se dice de cuando el ambiente es cálido, la noche entrada. Se dice de cuando el cielo está nublado, el aire en calma. Se dice de la calma antes de la tormenta. Se dice de alguien que escribe, por hacerle pesar en el papél un conjunto de palabras importantes, ordenadas para producir un efecto no trivial sobre un lector especial. Se dice de quién mira por esa ventana que descarga en el mundo, de unas luces que parpadeántes una tras otra cada vez más ¡incesantes! pueblan el horizonte. Se dice de cómo se ioniza el aire, de cómo a modo de giro en el guión meteorológico una corriente. Se dice de cómo sacude el mundo interior abierto a través de cualquier ventana. Acariciando atrapasueños imaginarios tintineantes. Se dice que la tormenta se acerca, se dice de la lluvia que cae, toc-toqueando, llamando ahora tímida otrora atrevida a través de la ventana, del tejado, de las paredes, se dice sin gritar como sacude los árboles, cómo remoja el viento, cómo se ilumina pasmósicamente la noche, cómo se hace obvio el secreto de la oscuridad: que no existe cómo tal sinó como ausencia de dicese luz. Se dice de la mano que sacude las hojas que a modo de velas bailan errantes entre meteoros acuosos, se dice del caos climático, de la corrida en la cara de la naturaleza. Se dice de la tormenta, aquella de la que

se dice de cuando un elemento ajeno resuelve la situación. Deus ex machina.


Homo Bulla


Interfase entre dos medios, semitransparente, esfèrica, perfecta, milagroso equilibrio entre la presión del mundo exterior y la presión de un mundo interior, ayudada por la tensión interna que le permite prevalecer por sí misma. Multicolor, reflejantemente transparente, un poco hacia fuera, otro poco hacia dentro. Frágilmuy frágil, basta con la punta de cualquier cosa redundantemente punzante para terminar con ella. Así es la vida misma; como una burbuja.

Homo Bulla, el hombre es una burbuja, la vida es efímera, la vida es fràgil, delicada.

"¿qué provecho tiene toda la labor bajo el sol de un hombre bajo? ...No hay recuerdos para lo temprano ... y más allà, todo es vanidad y vejación del espíritu"

Humana vana, las cosas humanas son inutiles, las dos figuras en lo alto son dos filosofos griegos, Democrito y Heraclito, el primero siempre dibujado riendo y el segundo llorando: los dos por el mismo motivo, la futilidad de la humanidad. Apuntan la burbuja que tambien representa al mundo. Se trata del simbolo de la vanidad.

Instrumentos de musica que nos recuerdan la musica que se desvanece, las flores que nos recuerdan que un dia pereceran, la vida que un dia se terminara, el niño crecera, envejecera y perecerá también.

Vanitas, vanitum et omnia vanitas,
vanidad de vanidades, todo es vanidad

Autorretrato con un hermano imaginario: Tren de pensamientos.


I.


No sé cuánto va a durar, ni siquera si son estas las palabras para empezar esta historia. Pero toda historia debe empezar de alguna forma, y esta en el fondo no es más que otra de las infintas que se presentan. Tampoco podriamos encontrar nada distinto en una habitación cualquiera, las hay en todas las casas, que tienen todas las personas. Quienquiera que concebiera no se esforzó.

Una habitación, cuatro paredes, suelo y techo. Las cortinas están bajadas, y son grises, las ventanas son grandes pero cerradas. El suelo es también de una madera grisácea; las paredes de color ocre apagado. Hay un escritorio, vacío. Dos armarios cubren toda una pared, de madera de roble, altos como un hombre, apoyados como dos ataúdes; también hay una estantería, hay algunos libros. No es de menospreciar el hecho de que todo está muy limpio, ascépticamente limpio. Hay una cama también, en una esquina, una cama ridícula en comparación con la habitación. Que ridicula a una figura que duerme en ella. Hasta ahora.

El hombre se despierta, no hay alarma que lo provoque ni sueño que lo preludie, es un despertar por estar cansado de dormir, y así es, se siente completamente destrozado. La cabeza le oprime ondulatoriamente, abre los ojos. Sin saber si ha dormido mucho o poco: Allí está la habitación descrita. Allí está la confusión por describir.

¿Dónde está? ¿Qué hora es? ¿Qué día es? ¿Qué hizo ayer?, todo un seguido de preguntas cristalizan en su cabeza y terminan oprimiéndole el pecho; punzantes palabras solidificadas ¿Quién es?

A pesar de que deberíamos ser nosotros los que invocaran esas preguntas no es así. No sabe. No recuerda. No entiende, sobretodo no entiende. Este tren de pensamientos provocan en el que se levante repentinamente, espasmósicamente. Pero sólo una ténue luz baña la habitación. No tiene la más remota idea de qué hace, cuál es este sitio en el que está y para él no existe cualquier cosa parecida a un ayer o a un recuerdo. Sin embargo se siente vacíos de ellos, cómo si alguna vez los hubiera tenido, su ansia crece aún más. A tienas encuentra el interruptor, y se ilumina la descripción. Lo vacía que se encuetra su mente le provoca una terrible ansediad, que no entiende, lo más real que siente en este momento. Y precisamente esa ansiedad es lo primero que se instala en su mente, en su memoria; una ansiedad totalmente hueca, totalmente esencial, esencialmente ansiedad pura. Cierra los ojos y busca en su mente; oscuridad.

Lleva puesto lo que parece un pijama, él mismo parece entenderlo, esto es un pijama, se lleva para dormir. No puede ser tan grave entonces su situación. Lo primero es localizar la puerta intentar abrirla. Se dirige descalzo hacia ella. Y ella no ofrece resistencia. Se abre.

II.

Un bosque. Algún momento de una tarde avanzada, de primavera parece. La hierba debajo de sus pies está humeda, es verde, frondosa y recubre un rectángulo acotado alrededor de la cabaña, delimitada por una verja de arbustos. La pequeña cabaña es un claro en un bosque al parecer muy frondoso, se gira. Descubre que la habitación es a su vez todo cuánto esta cabaña posee. Un pequeño camino conduce de la entrada de la cabaña al sendero del bosque. En la entrada hay un buzón, un buzón rojo como ese común en las películas americanas. Se acerca a este. Pero al acercar sus manos a la pequeña obertura para desmenuzar su contenido se detiene; hay un cartel al otro lado del sendero del bosque.

Sneppenweg

Crecen las llamas oscuras que queman en su interior; no entiende. No comprende. No hay segnificado en ese seguido de letras. Pero están las letras, las entiende, cada una de ellas le resuenan en la cabeza y lentamente cómo fuegos fatuos bailan en su cabeza; pero se desvanecen. Abre el buzón, hay una carta. Un sobre rectangular, está húmedo. Lo examina, no tiene dirección: ha sido entregado directamente en el buzón, gira el sobre.

Linkebeekseedref, 42
1640-B

3


No estoy ciego
sólo puedo verte
en mi mente

prende el cielo
cuando la noche
encuentra el día

vivir los sueños
soñar que vivo
blanco y negro




Profundamente Desconocido

Hacia lo.

Tengo una pesadilla recurrente. Y no es una cualquiera, está catalogada. Pesadilla recurrente catalogada: onironauta mandado al abismo. Dicen que no se obtuvo la fotografía de un cachalote hasta mitades de los años setenta, esto es: una década después de llegar a la luna. De la misma forma yo no descubriré el porqué de esta recurrencia en mi vida; a pesar de que no parezca obvio la conexión es íntima; encontraron una ballena con dientes. En mi pesadilla uno a uno, se me caen los dientes.

Me los arranco presionando con la lengua. Uno a uno se caen, sin ofrecer resistencia. Uno a uno los guardo en la palma de mi mano. Cito:

"Soñar que se les caen los dientes representa su temor de hacer el ridículo en la vida real. Le falta la seguridad necesaria para realizar una tarea específica y le preocupa que los demás se rían de usted."

Pero luego uno se levanta y todo está en su sitio. Juro que perder todos los dientes no sería un mal precio si de esta forma pudiera conseguir lo que tanto ansío: levantarme y ser una persona nueva, deconectando los problemas de ayer con los primeros compases de hoy. Abrir los ojos y descubrir que por fín he encontrado la forma.

De devolverme a mi mismo, de sonreírme en el espejo.

El estado del Arte

Tengo 22 años, soy universitario, llegando ya al final de mi tan sonsos-llamada carrera, tengo pareja, más o menos estable, tanto cómo me permite mi vida. Nos conocimos ahora hace 8 meses en París. Como se cambia en 8 meses. ¿Cómo se cambia en 8 meses? Me conozco al dedillo los mecanismos. Como cuánto se cambia. Escribo estas líneas montado en un tren de alta velocidad que por primera vez en mi vida, siempre hay tiempo para primeras veces, me lleva por debajo del Canal de la Mancha en vez de por encima. Voy de espaldas y el tren se desliza a unos 280 quilómetros por hora calculo. Miro a través de mi ventana, y lo que veo no podría ser de otra forma; son las 7h00 AM de una mañana gris, muy gris, verde muy verde, en los alrededores de Bruselas, pero más que eso, lo que veo en mi ventana es mi propio reflejo.

¿En qué me he convertido?

¿Estoy dónde quiero estar?

¿Me dirijo hacia donde quiero ir?

¿Me gusta la letra que suena en mi propia canción?

¿Me reconozco semi transparente en una fría mañana de mayo camino hacia Londres? Si pudiera mandar estas lineas al pasado, pongamos (¿para qué más?) 5 años atrás, supongo, supongo que estaría encantado, encantadísimo, orgulloso, orgullosísimo de mi mismo. Pero eso no importa.

Da igual.

Da igual porque está ese sentimiento. Mente puesta en otra parte, incapaz de disfrutar, de asediar el día, mejor dicho; incapaz de sentir el momento, SER consciente del momento. SER en el momento. El momento. Momento. Memento. En latín viene a ser algo así como "recuerdo". Qué cosas, momento como un recuerdo, un recuerdo del presente; condenado irrevocablemente a ser pasado. Suele usarse eso que me gusta tanto, lo del "vanitas", el "Memento Mori", "recuerda, morirás"; tenlo en mente. No olvides. Olvida su nombre.

Olvida su rostro.Olvida su olor.Olvida su vientre.Olvida su calor.Pero a la muerte, a esa no la olvides. Expresión que por cierto ya no está en el state of the art, más bien se utilizaba en el siglo XIII, tampoco me convence ni me conviene el "carpe diem", tan vulgarizado. Me parece sin embargo imperativo algo nuevo, una especie de

MEMENTO MOMENTO.

Recuerda el momento. Cuán dolorsamente va de rápida la vida, el tren, los árboles; lentas sin embargo las nubes (y es ahora cuando siento el hinchazón en el pecho al escribir, ese momento orgásmico que llega al final del acto de escribir) las que no tendrán que dejar que brille el Sol, puesto que debajo de este nada nuevo hay. Sufrimiento por sufrimiento. Instantes

sin momento.

Una pesadilla para recordar

Dos orillas y un río de pensamientos entre ella y yo. Ella, ¿cómo no podría ser ella? Veo unos labios fulgurantes, incandescentes, rojos, rojos rubí, rojos carmín. Las aguas bajan agitadas, y en ellas distingo memorias viscosas, mundos escurridizos, personas espinadas, papeles mojados, palabras ahogadas, cantos de sirenas, poemas de ballenas.

Aguas que no puedo cruzar, sin ahogarme. Aguas sobre las que no se puede construir un puente, sin que se hunda. Aguas por las que no puedo navegar, sin irme a la deriva. Aguas en las que si osara introducir un pié, me arrastrarían hasta el fondo: manos de sobra conocidas.

Entonces ¿què hacer? Sé que tus labios no brillarán para siempre. Sé que ese rojo se marchitará, y que poco a poco, derramados sobre tu piel, que se teñirá de rojo, lentamente. Tu pasión se escurrirá entre tus senos, hasta tu centro. Y llegarán al río, dónde las manos descansarán, dónde los mundos se secarán, las memorias se torarán polvo, las personas flacidecerán, los papeles se secarán, las palabras respirarán, porqué si tu pierdes el color, ellos pierden todo. El río del destino es cruel.

Y mientras tanto en la otra orilla, me desgarran las vestiduras, me dan todos los placeres, otrora me provocan todos los males, pero sobretodo me susurran al oído; nunca, nunca i nunca. Y esos susurros, que apenas cesan me impiden escuchar tus lamentos:

Bésame,
bésame
mientras
mis labios aún sean rojos.

¿Duermes aún?