SLEEP WELL, MY BABY...

Ella tenía razón; M. escribe. Llovía pero yo no llevaba paraguas, la llamé, “tuc,silencio,tuc”, colgó. Eso fue el día después. El día después de llamarla y oír su silencio, de que me traspasaran sus suspiros, su llanto filtrado por una línea telefónica, y entonces volvió a sonar “tuc,tuc,tuc”, colgó. Pero eso fue el día después.

El día después de que me describiera su decepción, nuestro error; un error común, los que comete todo el mundo y todo el mundo conoce, el nuestro se había materializado de una forma muy distinta; La peluca rosa había dejado de tener sentido, la lencería negra era ridícula, los números ya no nos hablaban y las velas sólo me hacían ver que todo se consume y que ante todo con el tiempo todo pierde su forma, pero eso fue la semana después.

La semana de antes, todo era una profunda renovación, renovación de ilusiones, intenciones, una reconstrucción de nosotros mismos; ella me sorprendería y yo haría algo que llevaba sin tiempo; agradecérselo, mi cinismo no tenía ya límites. Pero todo eso fue un año después. Un año, una semana y un día antes para ser exactos ocurrió; rasgué el telón. Dejé de ser su amigo, me convertí en cómplice de su desnudez y viceversa, me convertí en testigo de su misterio y viceversa. Dicen que cuando hacemos el amor por primera vez con una persona todo cambia, se descubren inmensidad de cosas que nos invaden sensorialmente que desconocíamos de la persona con la que nos acostamos, que nuestra relación con ella da una vuelta de calidoscopio y en ese tránsito giratorio, ese desenfreno de colores y formas, ese orgasmo geométrico nos presenta a su término un retrato totalmente distinto de la persona en sí, como si tuviéramos una foto de van Gogh y pudiéramos sustituirla por su célebre autorretrato.

La pregunta es la siguiente: ¿Qué es lo que viene antes? ¿Qué es lo que viene después? Pasamos del detalle fotográfico al libre trazo impresionista o acaso pasamos de la superficial instantánea al mundo interior de cada pincelada. ¿Qué diferenció ese primer acto de amor de los demás? ¿Cuántas vueltas dio el calidoscopio para llegar al mismo sitio? Recuerdo que esa noche le susurré al oído “Sleep well my baby”. Ahora antes de acostarme, cuando me enfrento a mi nueva situación, porqué siempre tendré que diferenciarla de una vieja, pienso en esa frase para mis adentros. Algunas semanas antes, es decir unos trece meses antes yo andaba por la calle, me detuvieron, me hablaron en perfecto ingles, y me robaron el sueño.

Y en sueños digo “I’ll be back one day” .

3 comentarios:

ricardo dijo...

Ya iba a hacer algún chascarrillo con el calidoscopio, que si es un telescopio que detecta el calor o algo así, pero me he ido al diccionario y resulta que existe, y que es lo mismo que caleidoscopio. Así, que, aunque me sigue sonando horrible, por una vez me callo.

(y se dice "follar", no "hacer el amor")

Anónimo dijo...

Cada uno se forja su propio futuro y por ende su presente, que es el futuro del ayer. Mirarse al espejo lamentándose de mala suerte es una acción vana e inútil y posiblemente irreal.
(Tenía ganas de decirlo, al margen del capñitulo de hoy)

Anónimo dijo...

Estar aquí y estar allí. Me gustaría estar allí, pero mi rostro me delata, no puedo hacer todo. Charlton Heston tiene muchas películas y no puedo ver todas seleccionaré la que sin duda va a ser la mejor.
Mucha mierda mañana y siempre, y sobre todo una mierda inmensa para el 25 y 28, lucharé para estar allí.