La Ecuación Humana, dia uno: El incidente

Coge la lata de refresco, por ello sujeta el volante sólo con una mano. Conduce al límite de velocidad permitido, en una vía rápida, quinta marcha, tres mil quinientas revoluciones, ciento diez quilómetros por hora. Un carril por sentido; hay un compacto unos diez metros delante de el que se mueve a la misma velocidad. Toma un sorbo. El compacto de delante lentamete, suavemente invade el carril contrario. Llegaba tro vehículo en dirección contraria. El compacto está en el carril contrario. El refresco es carbonatado, las burbujas son refrescantes y cierra los ojos. El compacto impacta frontalmente con el otro vehículo. Frena. El refresco mancha el salpicadero. Se precipita. Agarra el volante. Lo gira. El coche se descontrola.

Es un dia soleado, la luz se filtra a través de las ventanas, ilumina una cama, con sábanas blancas, reflejan la luz. Un hombre jove está acostado en la cama, parece realmente magullado, apenas puede distinguirse su rostro; tiene la cabeza llena de vendas y rodeada de tubos y vías. Está conectado a un suero, y a un electrocardiograma. De forma inenterrumpida este emite un bip, cada segundo y poco. En la habitación hay dos personas más sentadas en dos sillas, silenciosas miran hacia la pared, son un chico y una chica, jóvenes también. "¿Le has visto? Está intentando abrir los ojos... ¿no es así? Vaya, tu crees que sabe si estamos aquí" dice él. "Es que acaso te sientes culpable de algo, ¿no lo ves?, está inconsciente, en coma" replica ella.

No me puedo mover, no siento mi cuerpo... no recuerdo nada... pero ¿dónde estoy? Has sido rechazado, todos te han dejado, no te sorprendas; siempre ha sido así: estás sólo, no hay nadie en esta habitación. Quién eres, qué haces aquí? Yo soy tú y tu eres todos nosotros. No nos lo podemos creer, ¿te estás rindiendo? Sóis las ilusiones en mi mente ¿no es asi? ¿No sietes como quema dentro de ti? Tu no eres así ¿como es posible que te estés rindiendo? Pero... como es posible, parecéis tan reales... Seremos tan reales tanto como nos imagines. Pero no os veo, no os puedo tocar...

Toma entonces nuestra mano y ven, ven con nosotras.


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