Órbita 1973

En un día como otro cualquiera la NASA lanzará GRAIL, que nada tiene que ver con el grial (pues esa es la traducción del inglés) a no ser que pensemos que la luna es un cuerpo y que en su sangre se encuentra todo lo sublime licuado, sublimizado. GRAIL es una misión con dos naves espaciales cuasi-gemelas. Ambas estudiaran a fondo el campo gravitatorio de la Luna. En particular la humanidad -a través de una futura jerarquía de artículos científicos- conocerá cien veces mejor el campo gravitatorio de su cara clara -siempre me encuentro con problemas para encontrar un antónimo de oscura- y mil veces mejor el de su cara oscura.

A veces siento -porque es obligatoriamente un sentir- que el campo gravitatorio de la luna me atrae con más fuerza que el de la Tierra. Siento que en cualquier momento, en uno de sus particulares ascensos rectos en nuestra bóveda celeste -si se puede elegir que sea con luna llena-, montaré en raíles invisibles y me transferiré con máxima potencia a una orbita lunar, polar probablemente. Digo railes porque la única manera de asemejar el movimento de un cuerpo en el espacio es con el de un tren atravesando el horizonte. Confieso Luna que sin faltar a la verdad a veces te personifico y entonces montado en un autobús cualquiera de la Empresa Madrileña de Transportes te orbito a una distancia tal que en pericentro la tecnología de mi vista -tantos píxeles por espacio cuantificado- no me permite ver las huellas de un tal Amstrong en tu superfície selenítica. Las huellas de Amstrong y aquellas dos sondas y aquellas dos caras me hacen pensar en una dicotomía par ¿cuándo llego el hombre a la Luna?


  1. En Julio de 1969 cuando Neil Amstrong saltó del Beagle. 
  2. En Marzo de 1973 cuando Pink Floyd lanzó The Dark side of the Moon


Si GRAIL nos amplia 1000 veces el eco de ese vinilo la siguiente vez que esté en tu pericentro -sin duda se encuentra en la cara oculta de la Luna-, reconoceré en tu cuerpo todo el instinto de la humanidad, todas las locuras de la razón, todas las dudas de la verdad. Toda la amplitud de tu cuerpo resonante al estrellarse a la par esas dos sondas GRAIL, pues ese será su destino final, una mañana, tarde o noche -siempre dependerá de la longitud del punto desde que lo contemplemos- de enero de 2012. Estrellarse en tí y penetrar hasta dónde tus entrañas les revelen el contenido de tu núcleo, almacén de los secretos de tu atractivo gravitatorio, con la mala suerte que toda posibilidad de comunicación con Tierra habrá cesado y frías, silenciosas, rotas permanecerán como único producto de la humanidad conocedor de tales secretos. Hasta el día en que me levante de mi asiento en el autobús, tome el control, desafíe la mecánica celeste y te penetre.

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