Sobre retrospectivas e involuciones

"Y al volver la vista atrás..."
Me permito hoy, terminado día internacional del blog, otra licencia. Me permito sumarme a esa ignonímia cantaidad de citas que Antonio Machado ha recibido y es que, no nos engañemos. No es para menos. Uno siempre piensa que la vida lleva hacia adelante. Que siempre se anda hacia adelante. Pero, ¿y si no fuera así? Sucede que a veces uno cae en una espiral, descendente, un sumidero. A uno se le echa por el váter, y entonces retrocede, retrocede en esto que es la vida.


Así que se acuerda por unanimidad que no sólo se va hacia adelante, sinó que a veces se puede ir hacia atrás. Lo siguiente es introducir una nueva forma de moverse: detenerse. Dejar de andar. Eso tambien es posible, de forma voluntaria o involuntaria. ¿Puede uno volver a moverse cuando se detiene? En el vivir, es bastante dificil estancarse, por no decir que imposible, seria algo tan complicado como encontrar un equilibrio entre el ligero crecimiento personal y el dejar pasar del tiempo: una utopía. Es por ello, que el sedentarismo emocional no lleva a un estado estanco, lleva a un retraso. Porqué el tiempo pasa, y eso es impepinable.

Es por ello que la única estanqueidad vital que se me ocurre es la muerte misma, ¿qué horror verdad? Sin perder el hilo de lo que se ha dicho ya en otras horas, incluso al soñar hay algo en nosotros que crece, o mengua. Sin ir más lejos, ayer mengüé al dormir. Me acosté con el recuerdo de una chica, y en el sueño, al final de este, la perdía, se iba sin dejar rastro, de forma repentina y con la imposibilidad de encontrarla.

Pero no es de eso de lo que quería hablar, sinó de la idea que me han tejido el hilo de estos dos pensamientos, el andar menguando y el morir al deternerse.

Cuanto miedo morir ¿verdad? Cuantas excusas, cuantas historias, cuantas religiones, cuantos cuentos para afrontarla, y sin embargo allí está inexorable en nuestra meta, a punto para detener el cronómetro y dictarnos nuestra marca personal e intransferible. Inevitable fatum. De sobras sabido. Por doquier tratamos con ella, pero ¿como imaginarla? Como comprenderla. Supongo que sucede con como muchas cosas sin explicación: el problema no es que no haya respuesta, sinó que la pregunta está mal formulada. Creo que la mejor aproximación al estar muerto que puedo dar a fecha de hoy es la que sigue después de esta serie de malas interpretaciones. No es estar dormido, luego nos levantamos y no hay discontinuidad en la memoria entre el dormirse y el despertarse. Lo mismo sucede con cualquier estado de inconsciencia. Somos lo que vivimos ahora y lo que recordamos, y poco más. Que sepamos. Así que enfoquémoslo de la siguiente manera: ¿Qué recordamos de antes de haber nacido? Que pregunta más necia, ¡apenas recuerdo fotogramas recortados de mis cuatro primeros años de vida! Y ¿del primero? ¿Y antes? Antes una casualidad, antes, dos personas que se gustaban y decidieron tomarme en serio. Imaginemos pues así la muerte. Nada que podamos imaginar, por supuesto.

"... se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".

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