En la Piscina


El agua. Estamos hechos de ella pero no para ella. De ella venimos pero a ella no retornamemos. Y si la tenemos es de hecho, porqué el azar es bueno: nuestro planeta se encuentra en el estrecho umbral del Sistema Solar en el que es posible la presencia de agua líquida sin otras influencias como una densa atmosfera de gases raros y un núcleo que la caliente: El agua está porque tiene que estar. Pero no

Uno de los muchos usos que le damos, es el de ejercitarnos con ella, sudar pero como sin estar sudando, hacemos natación. En líon En líneas generales es algo que puede hacer todo el mundo. Bien, recientemente me he empezado a dedicar a ello. Pero eso no es lo que importa.

¿Sabían que existe la profesión de afinador de pianos? Yo no lo sabía, lo descubrí en la piscina, también descubrí que pocas escuelas hay de ese noble y romántico oficio, una de ellas en Parísn París. Y todo esto me lo enseñó una piscina.

Cuando uno nada, se centra en sí mismo, intenta focalizarse en su quehacer, mejorar su técnica, intenta "sentir" el cansancio, a falta, de algo tan visual como el sudor para corroborarlo, seguidamente se fija en el resto, complementando lo primero, como todo en la vida, siempre habrá alguien nadando mejor, menos mal. Entonces uno puede empezar a sentir el agua, ese extraño medio, en el que cuesta moverse, en el que con el permiso de Arquímedes, flotamos, como si estuviéramos en el espacio pero sin estar cayendo constantemente, eschuchamos y vemos al mundo de otra forma, todo es más lento, la luz no es la misma, es "otro medio", es todo un milagro, cuando uno está acostumbrado a andar hacia su propia canción. Vamos es un fluido incompresible, mucho más viscoso y denso que el aire. Cuando uno "siente" el agua y experimenta la belleza de "el estar" en ella, entonces uno puede ir a buscar belleza, más allá de ella: yo ayer la encontré.

Era un hombre, maduro, con una barriga enorme, y no se movía de un sector de la piscina, se sumergía, buceába, era el único de toda la piscina que ya con un poco de madurez, disfrutaba. Como un niño. Parecía, más que un pez, un enorme mamífero hecho por y para el agua. Sus movimientos, eran pues bellos. Allí estaba la belleza en la piscina, en aquellos movimientos. ¡Cabe también decir que casi no había mujeres en la piscina!

¿Qué nos dice la literatura acerca de las piscinas? Más bien poco, que recuerde sólo Kundera juega de tanto en tanto con ella. (En el cine ya es otra cosa) y sin embargo que gran escenario supone, que lugar para hilar historias y tramas. Véase por ejemplo la deliciosa "Joven del Agua" de Shyalaman.

Me dirigí entonces a las duchas previas a los vestuarios. Y el hombre "de movimientos bellos", llegó también para quitarse el cloro
"l'eau c'est trois froid!", "Oue Oue, c'est com ça!", respondí, "¿Eres español?", me espetó con un castellano afrancesado. "Com es que vous pouvois...?", "Trabajo con el oído, por eso". Y el resto, ya lo saben: las piscinas, en el fondo, son sabias.

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