El Pasado, la Caída, la Dulzura

¿Cuánto durará el pasado?


Tanto cuanto queramos recurrir a él supongo.

Tiene que estar directamente relacionado con esa sensación que siempre he tenido: en cualquier fotografía me veo mejor que en ese preciso momento. Mejor matizar; no es que me vea mejor, sino que me siento mejor. Lo de verse mejor conseguí llevarlo a un absurdo: si tengo en cuenta que esto me sucede en todas las fotografías podría decirse lo mismo si me hiciera ahora uno mismo. Supongo entonces que la deformación verdadera estará en la fotografía misma, en la retención del tiempo. No en el paso del tiempo.

Hacemos una analogía directa en nuestra vida. Los recuerdos. La memoria. La retención de unos hechos dinámicos en una neurona estática. Aquello que nos traen las olas del mar y se vuelven a llevar. Todo aquello es como una fotografía. Sí, de aquellas en las que nos vemos mejor. Parece lógico pensar aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor. Por algo es un aquello de.

¿No les ha pasado nunca que de repente venga el pasado y sin que nadie le haya preguntado irrumpa en la conversación con un puñetazo en la mesa? A mi sí. Siguiendo el símil de las olas de la memoria, estaríamos hablando de un tsunami en toda regla. Y no me estoy refiriendo a que de forma inconsciente la sombra del fantasma de la navidad pasada nos robe la nochevieja. No. Me refiero a que el pasado se personifique delante de nosotros, y aunque sea durante un breve lapso de tiempo (por ello no dejará de ser importante), tome las riendas de nuestra vida y nos lance a la cuneta de la realidad.

A mí de repente vino el pasado y me arrojó por un acantilado.

Les contaré un secreto: la caída, fue muy dulce.

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