Los Peligros del Amor


Cada vez que te miro veo en tu mirada, en tu mirar, una parte. Una mitad. Una porción. Que brilla. Veo en tus ojos un fulgor, un dulce fuego fatuo. Una luz. Una radiación. Que me mira. Que se dirige directa hacia mi corazón. Hacia mi pecho. Hacia un lugar indefinido que identifico como lo más mío que existe en este mundo.

Cada vez que estoy cera de ti, siento entre tu y yo un campo invisible, magnética o gravitatoriamente activo, aunque eso no lo sé, podría ser la propia química de la atracción, la física de la sugestión la alquimia del platonismo. En cualquier caso se crea un campo de Amor concentrado, expectante que me arrastra hacia un lugar indefinido que identifico como lo más mío que existe en este mundo.

Cada vez que te hablo, siento entre mis pensamientos y el hilo de mi voz una censura que me impiden decirte cuánto he esperado este momento cuánto lo he evocado y cuán poco tiempo he tenido para practicarlo. Vibra el campo alquímico entre tú y yo y llegan a tus oídos mis mensajes subliminales de que te necesito, quiero, siento y otros quehaceres muy comúnmente ocultos por las conveniencias del lugar indefinido que identifico como lo más mío que existe en este mundo.

Cada vez que te rozo, siento como todos mis poros se cierran, en un intento instintivo y de lo más natural de capturar a nivel microscópio el micro amor que al no esconderse en tus intenciones podría encontrarse en la esencia propia del aire que rodeas. Es entonces como de alguna forma me doy cuenta de que en lo más mío que existe en este mundo, existe el riesgo potencial de que allí estés tu y el amor que peligrosamente siento por ti.


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