La lengua plateada

I cannot understand you, to me you live in a world of chaos. Life is a play you star on , to you it's all a game of chaos. I do feel stronger now, why am I still here with you. You and your silver tongue, why do I still play with you.
Tony Kakko, Silver Tongue.

Vamos hoy a hacer un experimento, ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué nos hace supraanimales? Bueno, tenemos una larga lista, tanto de objetos como de sujetos que han escrito sobre lo dicho. Sin embargo que hay de lo contrario, ¿Qué nos hace animales? También sobre esto se ha escrito mucho. Seguramente mucho de lo que se ha escrito, trata sobre diferencias psíquicas, racionales, morales (frente a una falta de) e incluso fisiológicas, genéticas. Sin embargo quiero darle un nuevo punto de vista a toda esta disquisición: La lengua.

Pero no la lengua hablada, sinó la lengua habladora, la lengua como músculo, como ese pedazo de carne que tanto se parece al del cerdo y que tenemos húmedo en nuestras bocas. Diecisiete músculos sobre un esqueleto osteofibroso, constantemente irrigados por mucosas y que nos permite principalmente desarrollar el sentido del gusto.

La gente suele mostrar su lengua como signo de desprecio, desaprobación. Este acto es muy común en niños y hasta cierta edad, y en determinados círculos sociales es la mayor ofensa imaginable. Sin embargo, en la edad adulta suele presentarse en un tono más cordial, dependiendo de si posteriormente se sonríe o no.
Wikipedia.


Pero la lengua es mucho más que eso, juego, ofensa, sensualidad, gusto, placer... pero ¿nos hemos fijado nunca en su animalidad? No quiero malentendidos: Nos ponemos delante del espejo, abrimos la boca, sacamos la lengua. La movemos de lado a lado, arriba, abajo, la doblamos, para un lado, para el otro. Si tenemos el gen mágico la enrollamos, sobre si misma, formando un cono, la contraemos, la estiramos, la paseamos por la boca, ahora solo su punta, ahora toda ella. ¿Acaso no lo ven? Parece un animal, una serpiente, no es humano, esos movimientos, no son los torpes movimientos de un hombre, no, no, es mucho más, parece una serpiente encantada por la música de las palabras y la mágia de las sensaciones, el gusto, el placer. Sí así es, no es humana, la lengua no es humana, es animal, es un animal gracioso, viscoso, como una serpiente, un animal que nos da la herramienta que más nos distingue del resto de nuestros congéneres, la lengua. La lengua nos da la lengua.

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