Un Claro en el Bosque

M. como bien saben sus amigos, es monitor de Ciclo Indoor en centros varios, hoy en una clase, con bastante asistencia, en el fervor de la subida adredalínica ha prounciado el siguiente comentario: "¿Sabéis qué me han contado hoy? El Santo Grial... ¿Lo conocéis no? Hoy me han dicho que es... ¡Un Claro en el Bosque! Yo que siempre había pensado que representaba la feminidad. Pensadlo bien, un claro en el bosque de la feminidad...". M. es como vemos bastante extrovertido.

Pero eso es otra historia, una historia que empieza con M. en el comedor de la universidad (sí, M. frecuenta la universidad), en la mesa, con seis de sus compañeros cuatro estaban enzarzados en una conversación política, fervente, interesante, acalorada... sin embargo él y su compañero J. discutían sobre Kundera y sobre el verdadero significado del Grial, ha sido en ese momento e
n el que J. le ha contado a M. lo del Claro del Bosque y muchas otras cosas que ahora precisamente, no bienen a cuento, yo de M. estaría muy agradecido por las cosas interesantes que le ha contado J. Esa misma mesa, por cierto cuadrada, era una imagen muy viva sobre como es nuestra sociedad del alma, la mayoría discutía de política, usando unos argumentos muy legítimos, poniendo sobre la mesa toda su capacidad discursiva, desarrollando opiniones, todo un lujo en campos de argumentación enfrentada y activa, M. y J. la minoría, sin un tono de voz tan alto como los otros, construían argumentos sobre libros y hipótesis histórico-espirituales. No nos engañemos M. se moría de ganas de defender sus opiniones políticas, J. no estaba nada interesado en lo de la mayoría. A mi, me parece una gran metáfora para esta sociedad nuestra del alma. M. y J. se han quedado satisfechos sobre su conversación, es más, M. la ha usado, la ha citado a posteriori, y ahora aquí queda escrita. Además ha entrado en él otro tema para el que pensar. Sin embargo, y por desgracia, escenificando el mal de todas las cosas, el resto no han conseguido llegar a ninguna parte más que a una especie de crispación colectiva. Si bien es cierto que ahora saben defensar un poco mejor sus opiniones. Dios nos guarde.

Pero eso es otra historia, a modo de Epílogo sólo un comentario, M. el domingo se fué al Museo del Prado con dos grandes amigas suyas y una de ellas, obsesionada con el "Jardín de las Delicias" de "El Bosco" le hizo notar que sólo hay instrumentos musicales (y por lo tanto música) en el infierno. Si cierran el tríptico verán también una cosa bonita, palabra de M. Pues eso, el jardín de las delicias, dónde seguramente no podamos encontrar un claro en el bosque. O si, quizá haya muchos.



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