Los poetas no han muerto

Hay varias cosas acaescidas a mi persona y a la de M. últimamente que nos indican de cierta forma que en este mundo aún hay un poco de esperanza para aquellas personas cuyos pensamientos siguen anclados en ciertos temas, nada sociales y aunque con voluntad de cambio, y cada vez más, de momento poco empresariales. Sin embargo, de vez en cuando uno recibe un destello de esa luz reflejada en cualquier superfície mojada, aunque últimamente eso sí, ya muy fría. Distintas experiencias por las que vengo pasando, ya notadas en posts anteriores, me indican eso de que sí, es mentira lo de que los poetas hayan muerto. Por eso, lo que sigue es la primero que se publica en este blog que tiene otro autor, por el momento le llamamor J., habiendo este sido ya mencionado con anterioridad en este blog. J. es por así decir, un poeta viviente. Un poeta no-muerto. Y esto es algo de lo que dice:

Piensa en una mujer la más hermosa que conozcas, a poder ser morena y con los ojos verdes (piensa en la muchacha que salía del examen de electrónica el miércoles, o en cualquier otra), y llámala Esperanza, pues lo que escribí iba dirigido a Esperanza y "sólo para ella": "Un ideal que baña suavemente mis setimientos, un pesar: ¿No son acaso los ideales, unos pesares que que nos muestran la senda de Esperanza?. ¡ Cuántas veces me he dejado atrapar por tí dulce y laberíntica Esperanza. Te he amado más que a mi vida y sin embargo tú no te dignas posar tu mirada en la mía y deshoyes mi grito con una férrea y curtida determinación. A veces te percibo y me dejo llevar por el delicado aroma de tus negros cabellos que reflejan la profundidad y espesura del cosmos entero. Tú, te presentas ante mí como una azucena silvestre y a la vez suave y sublime. Tu pulcro y puro olor penetra hasta lo más recóndito de un alma postrada a tu hermosura y a tu donosa figura. Unos perfectos senos que destacan bajo el vestido de terciopelo blanco y brillante, que prolonga la blancura de un cuello de cisne. ¡No, déjame!, no me sonrías alagada por mis versos, pues siento que mi alma se tambalea al escuhar un sonido que acaricia el silencio, el sonido de tu sensual risa, ese sonido que armoniza y complea el éxtasis producido por las perlas de tu rostro. Te amo y nunca te he visto, te he visto y nunca te he amado. Sólo para tí escribo estas líneas de libertad, sólo para ti idilio de mis pasiones. Sé que tú me amas como tu altivo caballero y yo mísero en esencia busco asemejarme a lo elevado y complejo de tu ser. Tu amor me llena de vida y a la vez me muesta el sendero del sepulcro. Mi alma se desvanece en dolorosas contradicciones que enturbian mis pensamientos y me acercan a la locura romántica. Soy como el hombre que se abraza al ancla de un barco de pesares que decididamente penetra en una mar de dolor y resignación. Pero te acepto y te amo, hago de mi resignación, amor. No, no me olvides mi buena y sincera amiga, ven como todos los días a mi pensamiento y cubre mi alma con tus brazos, hazme disfrutar de tu compañía y paseemos por entre las estrellas del firmamento como dos chiquillos por el parque. Juguemos con los planetas y galaxias y convirtámonos los dos en aquellos amantes que son capaces de cambiar y reordenar el Universo merced a su puro amor."

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