Homo sapiens sapiens

Por las noches mientras ceno tengo la costumbre de ver la televisión, con esto de la navidad he visto el anuncio de un “videojuego” para la Nintendo ds, se trataba del “Eye Training” un juego para entrenar la vista, la demostración del anuncio era una matriz vacía con unas 25 casillas, algunas se mostraban un número durante un breve periodo de tiempo y luego se apagaban, entonces el jugador debía pulsar las casillas antes iluminadas en orden creciente (según los números aparecidos). Curioso, personalmente algo que no está nada mal. Una estrategia genial en el mercado los videojuegos, aplicable a cualquier otro: No competir con la competencia; ni Sony ni Microsoft pujan por el viejecito que aparecía en el anuncio. Chapó señor Nintendo, se ha usted inventado un mercado. Por ejemplo a mí, a mi me gustaría comprarla.

Por las mañanas tengo la costumbre de desayunar, y mientras lo hago, todos los días veo la televisión: las noticias de la mañana. Una muestra de lo mal informados que estamos acerca del mundo que nos rodea es que de lo único que me acuerdo es de lo que sigue: un chimpancé estaba delante de la pantalla –la periodista hablaba de las sorprendentes capacidades que día a día nos muestran y que después del todo no están tan lejos de nosotros-. El chimpancé, que recuerdo delante de la pantalla, la pantalla está dividida en una matriz de 25 casillas, aparecen unos cuantos números aleatoriamente, casi al instante se apagan, yo mismo soy incapaz siquiera de otearlos todos (con mi retraso matinal, las ondas cerebrales parecen propagarse a distinta velocidad a esa hora). El chimpancé al apagarse los números pulsa en la pantalla con una velocidad endiablada, en orden creciente, los adivina todos, pasmoso. Han sacado a unos cuantos chimpancés sacándolo.

Por los mediodías de los viernes tengo una clase de Ciclo Indoor, soy monitor. Uno de esos viernes, vino una chica nueva a clase. Una chica muy simpática: se pasó la clase riendo, se quedó a charlar con otros alumnos al terminar la clase, muy voluntariosa: aunque su capacidad cardiovascular no daba, ella no dejó de intentar seguir mi clase, muy bonita: tenia un rostro muy bello, unos labios preciosos, una sonrisa muy bonita y lo que también era muy notorio era el volumen, exagerado, de sus pechos. Demasiado. Además se puso justo delante de mí. Y era difícil, mirarle a los ojos, y mostrar a toda la clase una atención equitativa, como debe ser. Se hizo muy difícil, pero creo que lo conseguí. Pues bien, al terminar la clase mientras hablábamos se acercó un energúmeno, con más brazo que cabeza, y cual gorila en celo, mientras hablábamos en un grupito se puso detrás de la chica de altas dotes mamarias, la rodeó con sus brazos de acero y le hizo algo, entre un beso y un lametón en el cuello, hizo algún comentario absurdo se rió y se fue. Sólo faltaba que levantase la pierna. El gesto fue muy evidente y me hizo mucha gracia. Tengo también algún otro alumno, de mirada perdida (literalmente, a veces es duro dirigirse a ellos) ¿saben lo de los animales de aprender por imitación? Algunos ni eso. No pretendo parecer intransigente, clasista o incomprensivo. No, reflejo una realidad con la que me encuentro y me parece interesante de comentar, para eso alguien lee mientras yo escribo. A fin de cuentas vengo a decir, que quizá, algún dia deje de sonar al amanecer el Also sprach Zaratustra de Wagner y volvamos a ser todos niños, ni camellos, ni tigres reflejados en escamas de dragón, niños muy muy lejos del superhombre.

El otro día iba con Carlos y Núria por el pasillo de las taquillas de la escuela, me sentía ligeramente feliz y llevaba un plátano. Para ponerme el abrigo, lo cogí (sin pelar) con la boca. Carlos me dijo –Anda dámelo- y yo empecé a correr, saltar, y a chillar como un chimpancé. Insistí un rato, hasta que todos nos reíamos. A veces saco buenas imitaciones, ¿quien es quien en este juego?

"En lo que respecta a los “grandes pasos” de la humanidad, la llegada a la luna está en la cima. Sin embargo, de no haber sido por nuestro pariente más cercano, el chimpancé, puede que no hubiéramos llegado allí.

El primer chimpancé astronauta, Ham, de tres años de edad, fue lanzado al espacio el 31 de enero de 1961. Sobrevivió la experiencia, para gran alivio de la NASA y de futuros astronautas americanos.

Diez meses después y ocho años antes de que Amstrong caminara por la luna, un chimpancé de cinco años llamado Enos fue lanzado al espacio en un viaje extraordinario. Debido a fallos operacionales en el interior de la cápsula, a Enos se le dio un choque eléctrico por cada maniobra acertada que realizó, un sistema de recompensa-castigo que contradijo durante un año de entrenamiento.

Sorprendentemente, en vez de alterar su comportamiento, Enos resistió los choques eléctricos e hizo las maniobras de vuelo que sabía correctas. El vuelo lo puso en órbita alrededor de la tierra dos veces y aterrizó vivo, aunque probablemente un poco molesto por el agotamiento extremo de las últimas tres horas.

Este vuelo calificó el sistema de vuelo tripulado y el resto es historia."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si senyor,

Quan deia allò de que per llegir-me el blog havia de ser com un article de diari que entra pels ulls i tal era això!

Molt bon post sr. costa. Evoluciona favorablement.