Ese tal Tarrés que anda del revés

"Cuaderno de bitácora, que es su traducción más aproximada y hace referencia, como usted bien sabrá, al cuaderno en el que los marineros anotaban los acontecimientos que tenían lugar durante una travesía, y que a su vez toma el nombre del mueble donde dicho cuaderno se guardaba"
Javito (para los amigos), no sabes cuanto te agradezco tus informaciones, puntuales, precisas y siempre enriquecidas, esta vez especialmente, de un poco de tu genial berborrea. ¡Ea!

Pero a lo que íbamos, camino a Ithaca, siempre es increible ver mundo, y no deja de sorprender como se repite el mundo, como oscila todo en se y per se, lo dijo tiempo ha y otros también lo dirían, Nietzsche, "En el "eterno retorno", como en una visión lineal del tiempo, los acontecimientos siguen reglas de causalidad. Hay un principio del tiempo y un fin... que vuelve a generar a su vez un principio. Sin embargo, a diferencia de la visión cíclica del tiempo, no se trata de ciclos ni de nuevas combinaciones en otras posibilidades, si no que los mismos acontecimientos se vuelven a repetir en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. En su obra La gaya ciencia Nietzsche plantea que no sólo son los acontecimientos los que se repiten si no también los pensamientos, sentimientos e ideas, vez tras vez, en una repetición infinita e incansable"

Pero resulta interesante como se repiten también las personas, como pueden tener tanto en común dos personas tan lejanas, incluso aparentemente de forma genética. Supongo que en el fondo es una cuestión de estadística, y el hecho que no pueda hacer un análisis más "científico" sobre ello sea que aún tengo que estudiarme Estadística Aplicada para Septiembre. Aun así quitémosle a esta idea el frac de la razón y rociemosla con un poco de magia, empezaremos y acabaremos con dos ejemplos. Muy cercanos a mí, así los escribo. Aquí en Bruselas, en mi grupo de amigos, hay dos personas que ambas, comparten muchos rasgos con dos amigos míos de Vic, les mencionaré, Moisés Salés y Dani Conill. Ambos tienen dos Idem Ego aquí en Bruselas, uno de Madrid y otro de Nueva Jersey, Ohio. Los parecidos son demasiado increïbles y se presentan en patrones de la vida que uno acostumbraría a atribuir a la formación urbana y cultural de la persona, es decir a lo aprendido, y no a la própia genética. No deja de sorprenderme, en serio. Cualquier día de estos nos encontramos con nuestro espejo y hay que estar preparados para no salpicarle al lavarnos las manos ni empañarlo cuando nos duchemos, y a mí de momento no se me han empañado las gafas.



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